EL CASTAÑO

Pensar en castaños es pensar, automáticamente, en castañas. Sus frutos, de sobra conocidos, han hecho la fortuna de este árbol de hoja caduca y porte majestuoso. Los ejemplares pueden rozar los 30 m de altura sobre un tronco de dimensiones notables que alcanza diámetros de 2 m en árboles aislados.

En nuestro caso, hablar de castaños tiene unas connotaciones más personales. Seguimos indagando sobre el origen del nombre de nuestra casa, pero gracias a Chema, el Ferreru de Tuernes el Pequeño, hemos recuperado parte de historia:

En la huerta, lindando con la actual carretera, había una fuente y del otro lado de la carretera, había un lavadero; no hay restos visibles por la maleza. (...) Probablemente sea esta fuente de casa Castañeo; donde merendaron los niños de la escuela de San Cucao en la excursión que refería Región el 4 de julio de 1924: "la excursión al pintoresco y saludable monte El Fresno en Bonielles realizada por 130 alumnos de San Cucao con sus maestros Gumersindo Fernandez y Jesus Gonzáles a la cabeza (...); al regreso merendaron en un castañedo de Piñera con fuente, desde donde hicieron el camino a la escuela formados en filas de a dos."

Por desgracia, nuestro castaño no parece en buen estado. Sospechamos que, si no está muerto ya, está moribundo. Una triste analogía de los pueblos y sus estilos de vida asociados. Pero no dejaremos que eso ocurra, ¡por un mundo rural vivo!


ETNOBOTÁNICA

El castaño, uno de los árboles más populares a nivel mundial, tuvo gran importancia en la Edad Media, época en la que su cultivo se hizo tan dominante e indispensable para la supervivencia de la población que se organizó en torno a esta especie, desarrollando lo que se ha denominado una civilización del castaño. Más tarde, en los siglos XVIII y XIX fue una de las principales fuentes de alimento de la población.

En comunidades donde la castaña ocupa un papel central existen festividades y rituales alrededor de su recolección hacia el mes de octubre, como el magosto (y variantes) en Galicia, la cornisa cantábrica y el este de la península Ibérica. Estas celebraciones guardan relación con las fiestas de Todos los Santos y en ellas se encienden hogueras en cuyo fuego no sólo se asan castañas, sino que las ánimas también bajan a calentarse en ellas; llega a decirse que "cada castaña comida es un alma que se salva".

En Asturias recibe el nombre de amagüestu. En el pasado se recogían los erizos y se amontonaban en unas construcciones circulares de piedra en el propio castañedo, los corros o corripies, donde se dejaban unas semanas para que se abrieran los erizos y se separasen las castañas con facilidad. Los participantes en la recogida solían celebrar entonces los tradicionales amagüestos, convidando a vecinos a tomar las castañas remojadas en leche y bebiendo la sidra todavía dulce.

Una vez peladas las castañas, estos frutos de carne blanquecina son muy nutritivos, ricos no sólo en hidratos de carbono -especialmente en almidón que alcanza hasta el 50 % de su peso seco, particularidad que los convierte en una buena fuente de energía- sino también en grasas y proteínas. Numerosas comunidades de montaña, donde la orografía y las condiciones climáticas imposibilitaban el cultivo de cereales, han dependido de las castañas para su supervivencia: además de consumirse hervidas o asadas recién recolectadas, se pueden conservar secándolas y moliéndolas para obtener una harina con la que preparar "panes". De hecho, hoy en día la harina de castaña se está revalorizando debido al interés en alimentos sin gluten, desde panes hasta galletas e incluso cerveza.

Además, a partir de las flores se obtienen mieles monoflorales de color oscuro y peculiar sabor, con un regusto ligeramente amargo.  Se le atribuyen también propiedades medicinales, confirmadas al hallar compuestos con efectos antioxidantes y antimicrobianos; se emplea, por ejemplo, sobre úlceras o quemaduras por su acción antibacteriana.

La tradición popular ha empleado las hojas como expectorantes y para calmar la tos, tanto en infusión como en tintura. Además de otorgarles propiedades astringentes, la riqueza en taninos de las hojas y la corteza de Castanea las convierte en buenas sustancias tintóreas.

Los castaños que no se cultivaban para comer, se destinaban a producir madera. Además, al igual que otras especies, responden bien al desmochado, lo que os permite obtener varas para distintos usos, desde vallas hasta muebles, ruedas de carro, zuecos (aunque les madreñes suelen ser de madera aún verde de aliso, haya o nogal) o incluso para piezas de cestería dura.

De hecho, la excelente madera de castaño ha sido la preferida tradicionalmente en Asturias para la construcción de viviendas y hórreos. Con ella se elaboraban fuertes vigas, pontones, puertas, balaustres, entarimados, tablazones, etc. Es dura, fuerte y resistente, y también muy valorada en el mobiliario casero tradicional (camas, arcones, mesas, etc.).

Tradicionalmente, la producción de fruto se ha basado en la utilización de cultivares seleccionados localmente por los agricultores, que los injertaban sobre patrones de semilla. En el caso de los castaños asturianos, para poder realizar su clasificación han empleado varios marcadores moleculares, así como numerosos caracteres de descripción morfológica y fenológica, definiéndose también su distribución y ecología. Estos estudios de caracterización morfológica (tipo de amento -flor masculina-, longitud de las espinas del erizo, caracteres del fruto y fecha de maduración entre otros) y genética han permitido clasificar 42 cultivares asturianos en dos grandes grupos, principales y secundarios, atendiendo además, al interés comercial y a la dispersión del cultivar.

Las variedades tradicionales de castaño en Asturias que se han solicitado incluir en el Registro de Variedades Comerciales son: Bacoa, Chamberga, Doriga, Grúa, Llanisca, Miguelina, Navexa, Parede, Pelona, Rapuca, Valduna y Vaquera. Algunas de estas variedades han tenido a lo largo de la historia, y mantienen actualmente, un considerable interés local, tas el caso de Chamberga o Valduna, protagonistas de los Festivales de la Castaña que se celebran anualmente en Aces (Candamo) y Valduno (Las Regueras). 

BOTÁNICA

Los romanos llamaban castanea a este majestuoso árbol y los griegos kastanou, nombres derivados del armenio Kast, castaña y sativa significa "cultivado"; siendo Castanea sativa su nombre científico.

Es un árbol caducifolio corpulento de amplia copa, raramente arbustos. Presentan hojas simples, alargadas (oblongo-lanceoladas, agudas o acuminadas) y generalmente dísticas, situadas en un mismo plano mirando alternativamente a uno y otro lado de un eje, cortamente pecioladas, aserradas o serruladas, con numerosos nervios secundarios rectos que terminan en los dientes. 

Detalle de las hojas del castaño. Obtenida del libro de Fernández Díaz-Formentí, José María (2018).

Las flores, polinizadas tanto por el viento como por los insectos, son mayormente unisexuales y brotan en las axilas de las hojas. Las flores masculinas son las más vistosas y se agrupan en amentos larguiruchos de color amarillo claro desprendiendo un intenso olor a polen. En la base de estos penachos de espigas, más discretas y desapercibidas, se sitúan las flores femeninas en grupos habitualmente de una a tres. Son flores menos vistosas que la de los castaños de indias (Aesculus hippocastanum) que estamos más acostumbrados a ver en calles y jardines urbanos.

Ilustración de las hojas alargadas y dísticas
-inserción alterna-, el aquenio o castaña y la
cúpula espinosa o erizo. Obtenida del libro
de Erice, Aina S. (2019).
Después de liberar el polen, las flores masculinas desaparecen o quedan restos secos de la espiga que las sujetaba. Mientras, las flores femeninas ya polinizadas comienzan un espectacular desarrollo durante el verano para formar los aquenios o, como se conocen popularmente, castañas. Estos frutos secos, de uno a tres, son envueltos en una cúpula subglobosa y muy espinosa, conocida como erizo, que sirve para proteger al fruto hasta su maduración. Se trata de una envoltura dehiscente por 2-4 valvas en la madurez. Cada fruto termina de madurar a finales de verano y se recoge entre octubre y noviembre, periodo en el que los erizos se abren y caen al suelo, liberándose las castañas maduras con una cubierta coriácea suave al tacto, de color pardo-rojizo. Si se desprende dicha cubierta, se observa que el interior es algo aterciopelado.

ECOLOGÍA

Es una especie presente sobre todo en la franja cantábrica peninsular (Galicia, Asturias, Cantabria, País Vasco, Navarra, norte de Castilla y León; rara en los Pirineos) y sistemas montañoso del centro y el sur; escasa o ausente en la mitad oriental peninsular (desde Aragón hasta Almería). Es abundante en Asturias, en los pisos termocolino y colino, y crece sobre suelos pobres en calcio formando castañares, generalmente gestionados por la mano humana, o integrados en bosques de carbayos, rebollos y otros bosques mixtos.

Los castañares, con 12.000 hectáreas en Asturias, corrieron mejor suerte que las carbayedas (bosques de roble carbayo, Quercus robur), pues fueron plantados en su sustitución. Son bosques que abundan cerca de los pueblos gracias a su más rápido crecimiento, producción de castañas y derecho de explotación de los terrenos -el antiguo derecho de poznera- que proporcionaban a quien los plantaba . No obstante, el carbayo y el castaño son dos árboles que convive bien, formando bosques mixtos.

Los bosques mixtos son masas forestales de un sinfín de especies árboreas como arces, fresnos, abedules, avellanos, cerezos, serbales, robles albares, algún haya, etc.; no predomina claramente ninguna especie. Es un tipo de bosque (Luzulo henriquesii-Aceretum pseudoplatanii, en términos geobotánicos) que asienta sobre suelos silíceos, bien drenados, aunque con alta pluviosidad y con una capa de humus patente en el suelo. Se encuentran especialmente en el occidente y centro de Asturias en áreas colinas y, sobre todo, montanas. 

El castaño puede presentarse con diferentes aspectos y portes. A veces tiene el tronco corto, grueso y retorcido, con ramificación a poca altura y copa amplia, casi esférica. Esto es más frecuente en ejemplares aislados o en bosques poco densos o aclarados, habiendo sido utilizados para la producción de castañas y sometidos a frecuentes podas: son los llamados carboxos o cabornos, o soutos mansos en Galicia.

Por el contrario, en bosques tupidos los castaños muestran troncos más delgados y alargados, ramificándose a gran altura en busca de luz. Esta morfología también se observa en los castañedos sometido a cortas regulares: son los castaños bravos o paganos, o soutos bravos en Galicia.

PALEOECOLOGÍA

El origen de algunas especies de árboles y arbustos presentes en Asturias resulta todavía muy polémico entre los botánicos. El castaño es una de esas especies de autoctonía discutida. Durante mucho tiempo la historia de los castaños europeos ha estado íntimamente ligada a la humanidad y se consideró un árbol que se extendió por el Mediterráneo a la vez que la expansión grecolatina. Sin embargo, hoy sabemos que fue una de las especie que hallaron refugio en las penínsulas Ibérica e Itálica durante los últimos episodios glaciales.

Durante el Terciario (desde hace 66 millones de años, tras la extinción de los dinosaurios, hasta la actualidad) e inicio del Pleistoceno se extendía por buena parte de Europa, pero los fríos glaciales lo fueron arrinconando. Todavía existe controversia sobre los refugios que habitaron durante este periodo glacial; hay investigadores que sólo los ubican en el sureste de Europa (Turquía, Cáucaso) atribuyendo su llegada a España a las tropas romanas, y hay otros que defienden su presencia en ciertos refugios costeros del Cantábrico y Mediterráneo arguyendo su origen a partir de poblaciones relícticas basándose en estudios genéticos.

No obstante, en la actualidad, la opinión que parece predominar es que el castaño sí estuvo presente en los refugios cuaternarios, pero que terminó por extinguirse. Los castaños que encontramos en Asturias no serían, por tanto, descendientes de aquellos, sino de los cultivares traídos en época romana. Presente previamente o no, lo que resulta indudable es que la propagación del castaño parece atribuible a los romanos y a los pueblos y culturas que les sucedieron.

Al margen de la antigüedad de su cultivo, el castaño sí parecía haber comenzado una expansión natural desde el sureste de Europa: hace 9.000 años aparece en Grecia, hace 5.000 ya está presente en el sur de Italia, alcanza los Alpes hace unos 3.000 años y llega a la península Ibérica hace dos milenios. Es en este último avance en el que la influencia humana es más notoria, pero aún sin mediación del ser humano parece probable que el castaño hubiese llegado a España por sus medios.

BIBLIOGRAFÍA

Cordia Ara, Marta (2016). Asturias, paraíso de castañas. Tecnología agroalimentaria. Boletín informativa del Serida nº 18. Serida, Asturias.

Díaz-Hernández, María Belén et al. (2009). Cultivares de castaño (Castanea sativa Mill.) de Asturias. (ª edición). Oviedo: KRK Ediciones.

Erice, Aina S. (2019). El libro de las plantas olvidadas. Una recuperación de los usos tradicionales de nuestras plantas. (1ª edición). Barcelona: Editorial Ariel.

Fernández Díaz-Formentí, José María (2018). Árboles y arbustos naturales de Asturias. (2ª edición). Oviedo: Luna de Abajo.

Editorial Picu Urriellu, S.L.U. (s.f.). Las madreñas. Artesanía asturiana. Recuperado de: https://www.artesaniaasturiana.com/las-madrenas-149# (26/04/2021).

Rocha Alfonso, M.L. (1990). Castanea Mill. in Castroviejo, S., Laínz, M., López González, G., Montserrat, P., Moñoz Garmendia, F., Paiva, J. & Villar, L. (eds.). Flora iberica 2: 12-15. Real Jardín Botánico, CSIC, Madrid.

Comentarios